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“Nombres, generaciones y generaciones culturales”, Jesús Millán Muñoz

generacionesUna, de las realidades culturales más intrigantes y llamativas que ocurren si lees o relees el pasado, es que desde el presente, se mira el presente de un modo, que no lo hace el futuro.

Nos hemos encontrado con un artículo, para el ahora presente sería largo, de Emilia Pardo Bazán, publicado en Helios de marzo de 1904, hace ya casi ciento veinte años, titulado La Nueva generación de Novelistas y Cuentistas en España, En la que nos describe, autores que han pasado digamos a la historia, bajo el epígrafe de la generación del 98, y, autores que cita, y cita con generosidad pero que me temo solo conocen los especialistas y expertos, que no es mi caso, aunque a alguno hemos oído más de una vez, citarlo o hacer referencia de pasada.

Comprendo y entiendo que España es una cultura, sociedad, país, nación, Estado complejo. Quizás, por los vericuetos de los siglos, quizás, porque siempre han existido dentro de su seno comunidades culturales y religiosas y metafísicas que no armonizaban del todo, quizás, por formar un imperio y después irlo perdiendo a trozos, siglo tras siglo. Quizás, por mil maneras y mil formas, porque en el fondo Europa es enormemente compleja, aquello de aquel consejo que le dio un amigo al creador o inventor de la ametralladora, me parece que Maxims, algo así: “tú, invéntala y después la vendes en Europa, que siempre se están matando entre ellos”. Realidad apócrifa o verídica, que es cierta, que al menos, en el siglo veinte nos perfeccionamos.

Con las generaciones literarias y culturales sucede lo mismo. Eso de Freud, de la muerte al padre, quizás, nosotros no matamos simbólicamente solo al padre, sino también al abuelo y al bisabuelo… Siempre estamos en la lid o lucha o a la revuelta cultural. Siempre buscando y rebuscando, en definitiva, la definición y descripción, ideal de lo que somos y estamos, y la descripción y definición real de lo que somos y estamos… La cultura española es una especie de dialéctica entre grupos, ideologías, fines, intereses, que se denominan generaciones culturales.

Y, sucede dos cosas, que las siguientes, quiere separarse de la anterior, y, después, cada una, desea insertar a unos nombres, y, va desechando a otros. Personalmente, creía con la fiebre de las autonomías en España, por fin, se haría un poco de justicia y equidad, a las generaciones, pongamos por caso la del veintisiete, 27, 1927, pues se analizaría y se incluirían, no solo las dos decenas de grandes nombres, que ya entre ellos existen diferencias, sino que se incluirían: decenas de nombres que existen en provincias y en todas las regiones que perfectamente, pueden caminar junto a ese grupo, segundo, que se empezaría aplicar ese concepto, no solo a la literatura, sino al resto de saberes. Ambos sueños que yo pensaba iban a materializarse, solo lo han hecho muy débilmente…

Yo, por no ir más lejos, porque en un artículo de opinión, dicen los puristas del análisis de este género, cae bien, indicar algo del yo o del ethos denominan del plumífero, yo, pertenezco a la generación de 1975-1980, la generación de la Transición. Bueno, pues ya están como joyas y perlas y rubíes y diamantes puestos el centenar de los que están en ese redil o grupo, que se irán depurando, y, el resto vamos quedando, no ya nuestras personas, sino nuestros trabajos en el olvido. Incluso, olvidados en nuestros lares provinciales y regionales…

Pardo Bazán con su buena voluntad inserta e incluye unos nombres, en casi todos acierta, o mejor dicho, acierta en que para generaciones después siguen siendo grandes lumbreras. Otra cosa es cuánto y cómo son leídos, por no decir, son pensados en profundidad. Porque la industria cultural, en todas sus formas es enormemente envolvente, miles de libros nuevos se producen cada año, cada lustro nuevo. Por lo cual, nos enfrentamos al problema de siempre, quién está y quién no está, quién debe estar y quién no debe de estar, quién selecciona y quién no selecciona, quién es capaz de abarcar todo y cuánto y cómo y cuándo…

Al leer, artículos que tocan este tema, los poetas de una época o los novelistas o los pintores o los filósofos o los músicos… siempre el seleccionador, sea cátedro de una cátedra de la especialidad, o sea comentador cultural, o sea quién sabe lo qué y cómo. Siempre inserta unos pocos, y se deja otros muchos. Hoy, sabemos que es imposible, conocer a todos los nombres y a todos los autores.

Por tanto, llevo lustros en privado y en el lenguaje oral, que hay que poner racionalidad en las selecciones culturales. Desde hace unos años, también en artículos. Sé que nunca me harán caso, porque existen muchos intereses, no solo económicos, ni solo de vanidad, ni  solo de fines, ni solo de ideología, sino que existen tradiciones y costumbres que están demasiado arraigadas en esto de la rex cultural.

Vuelvo aquí a recordar a E. Pardo Bazán, que por cierto hace unos años estuvimos viendo una exposición en homenaje y recuerdo a ella, en la BNE. Pero ofrezco mi modesta solución, aunque solo sea la primera parte para la solución justa y equitativa y racional del problema de las generaciones:

Realicen directorios, voluntarios, por territorios y en las diversas áreas de los nombres que existen, sin selecciones previas. Directorios regionales de todas las personas de la literatura, y, otros de las artes plásticas, de la música, de los filósofos…

Y, esos directorios, con mil palabras para cada cabeza y ojos y boca, indiquen algo de su biografía y curriculum y obras y enlaces. Y, ese sea el primer paso, para después, que vengan otros, estudien y analicen… Por ejemplo, un directorio provincial y otro regional y otro nacional, de los periodistas y articulistas de cada zona. Y, esa sea la base de futuros estudios, si es que se desean realizar. ¿Pero se hará, aunque algo se va haciendo y deshaciendo…? Paz y bien.

Jesús Millán Muñoz


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