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“Sintiendo y soñando bajo la lluvia”, Jesús Millán Muñoz

lluviaHemos valorado los paisajes de la mar y de las playas, los paisajes de los bosques y el senderismo, los paisajes de la montaña, ahora tocaría valorar estar y ser bajo la lluvia.

En algunas geografías de nuestra Península Ibérica, que está inserta en otra Península que denominamos Europa, que a su vez, forma y conforma parte de lo que denominamos Eurasia, pero que sería más propiamente Asia. En este trozo de terruño y de lagar y de viñar pues cada vez llueve menos. Y, por tanto, cuando surge esa realidad. Un día, y, pueden pasar semanas y meses sin encontrarse en un beso de cariño entre el suelo y las nubes fecundando la tierra.

Tendremos que apreciar la lluvia, esa caída fuerte o débil o mediana, como un espectáculo y acontecimiento de fuegos artificiales. Tendremos que ir soñando y sintiendo y percibiendo como una realidad, que cada vez es más escasa, no sé si llegaremos a que pongan sillas en las aceras de la calle, y, tener que pagar una cantidad dineraria, para apreciar como la lluvia florece en los ojos de la mirada. Como la lluvia va calentando y humedeciendo los granos de tierra y todo lo que está debajo, raíces y gusanos y microorganismos de todos los colores y de todas las formas.

Sé, que cuándo más se reduzca el polo norte y se vayan deshaciendo sus lenguas de hielo, se vayan derritiendo en la mar y en el aire, sé que cada vez vaya retrocediendo ese horizonte y ese frente de hielo y frío, sé que cuánto más se realice esta operación, menos oleadas y regimientos y mareas de frío llegarán al Mediterráneo. Y, por tanto, menos lluvia fría y tintineante y lánguida irá cayendo a y en toda la cuenca del Mediterráneo. Aquellos tiempos de niño, que en invierno, día sí y día no, caía lluvia durante un tiempo al día. Aquellos tiempos se han ido como la juventud…

No sé, si es que las diversas autoridades sociopolíticas del mundo, no se ponen de acuerdo, para detener el cambio climático que no sea tan rápido. Llevamos ya lustros polemizando y discutiendo a nivel internacional si hay terremoto climático o si no lo hay. Pero son discusiones que están en las posaderas de los poderes mundiales. Los científicos, la inmensa mayoría dicen que sí, aquí en el arco del Mediterráneo sabemos que sí. Durantes cientos de miles de años, han existido cambios climáticos enormes. No podemos negarlos. Pero no sabemos si han sido tan deprisa, y debidos a fenómenos diversos, un meteorito, un cambio de los ríos del mar o corrientes marinas, un supervolcán…

No sabemos si existen demasiados poderes en el mundo, y, no hay organización para entrar en este tema, que el cambio climático de ser y de existir, fuese más despacio. Tampoco sé, si  directa o indirectamente, están dejando que sucedan las cosas, y, no se ponen totalmente de acuerdo con los gases que las industrias de países emergentes lanzan como bolas de futbol, a un campo enorme del mundo. No sé, si se está experimentando…

No sabemos, si indirecta o directa, quieran que la franja de la crianza de alimentos, especialmente, de millones de hectáreas ascienda hacia el norte. Y, así, diríamos, que gran parte de Eurasia, y gran parte de Norteamérica aumentase la cantidad de terrenos que ahora, apenas producen nada, por el enorme frío, y se conviertan en las nuevas praderas que sean el depósito de cereales del mundo. Unos, unos tendrían recursos naturales, y, otros tendrían recursos agrícolas para satisfacer la demanda mundial de alimentos, y no caigamos en una hecatombe de crisis económica mundial, con horizontes complejos…

No sé, si además, de pasada se crea un corredor en el polo norte, de tal forma que las ingentes cantidades de mercancías que vienen de Asia a Europa del Oeste y a Norteamérica y, viceversa, se reduzcan los viajes, porque pueda existir una enorme autopista de mar, por las costas Nortes de Siberia y de Norteamérica, lo que reducirían los costes, los tiempos, la conservación…

Pero mientras tanto, algunas personas, asisten desde sus terrazas y balcones, al espectáculo y al teatro y a la realidad de dejarse caer los ojos y las pieles y los labios y las manos, por las gotas suaves de agua de lluvia, formando una especie de manto que unifica las cosas. Porque son ya tantos meses de enorme calor. Que van atravesando el alma y la mente y el cuerpo y los ojos de millones de seres vivientes y sentientes…

Cuándo llueva otro día, no empiece a quejarse de los vericuetos negativos que le acarrea a usted –salvo que la lluvia ya sea enorme, y, le produzca daños a sus bienes y a sus personas-. Pero si las gotas de lluvia son moderadas, en cantidad y forma y color y maneras. Si es prudente la lluvia con los humanos, y, si va sucediendo, “a su amor”, como durante generaciones y generaciones la esperaban, porque de ella dependía que la familia y los niños comiesen el largo invierno. Si la lluvia quiere besarte los labios, déjate querer y acariciar por esos mantos y velos de rocío que flota por el viento…

Jesús Millán Muñoz

 


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