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“Necesitamos paz”, Jesús Millán Muñoz

pazNecesitamos cada persona paz interior, paz con los más cercanos, paz con los demás, paz en la sociedad o paz sociopolítica.

Diríamos, que es un conjunto de aros de paz. Para que el ser humano viva y sobreviva necesita paz. Paz interior o consigo mismo, en la medida de lo posible, paz con los más cercanos, paz con los otros seres humanos, paz en el trabajo, paz en los entornos sociales donde sus huesos respiran y aman y sombrean, paz social o en la sociedad o con la sociedad, paz política, paz sociopolítica, paz con y en el Estado y del Estado…

Sin paz los humanos surgen cómo árboles deformes. Buscar y conquistas la paz, un grado de paz suficiente, es absolutamente necesario. Sin paz el ser humano enferma, enferma psicológica, o biológica o espiritualmente, enferma a y con y en la sociedad… Sin paz de los individuos y sin paz social, el Estado acaba enfermando también…

Una persona, puede ser más introvertida o extrovertida, puede disponer de un color de sus neuronas ideológicas de una manera o de otra, pertenecer a un estrato social o cultural o religioso o psicológico o a otro, tener más calorías condensadas en sus huesos o menos, pero todo ser humano debe ser un emisor de paz, y, un receptor de paz. Es o debería ser un Derecho Humano Natural y Universal.

Nos encontramos, con individuos y personas, que ahora denominan tóxicas, que van quitando la paz a otras personas. Cierto que es difícil, saber cuándo un “robo y hurto de paz” de una persona a otra empieza. Pero hay personas que no buscan problemas, que no necesitan problemas y angustias y penas y sufrimientos con otros y en otros. Pero existen seres humanos que si buscan la no-paz, tener enfrentamientos y confrontaciones con otros o con algunos en concreto…

El refrán español, indica “que dos no riñen si uno no quiere”. Lo acepto, como estructura general de la realidad,  pero la existencia y la experiencia y la cultura te ha enseñado que si alguien quiere tener problemas contigo, te va dando vueltas, si no es un tema es otro, y, si no el siguiente, y, esto sucede en todos los entornos sociales. Y, la persona que no quiere problemas, lo más que puede hacer para no reñir y, otras consecuencias, es alejarse de ese ambiente, ese foco, esa relación, para que la realidad no se complique.

Lo trágico en la vida, que solo esperemos y deseemos que Dios juzgue, para que haya un Tribunal de Verdad y en Bondad, es que muchas veces, aquellos que empiezan el fuego de la discordia, después, como los procesos son históricos y en el tiempo, después, los de alrededor, otorgan el valor y la valía al que ha empezado los acontecimientos de riña y discusión, y, le quitan la razón, al que se ha tenido que alejar… paradojas y controversias de la vida… ¡La paradoja de que el verdugo es considerado la victima, y la victima se le otorga la medida de verdugo…!

En la paz pueden surgir todas las flores del bien y de la riqueza y de la mirada sosegada y prudente. La paz con uno mismo, conociéndose y entendiéndose y mirándose con sosiego y moderación, reconociendo los propios errores, pero también las propias virtudes. Intentando limpiar lo negativo de sí, al igual, que quita el polvo de los muebles…

La necesidad de la paz con los otros, no es necesario ir pisando a unos y a otros, hay que intentar un trato normal y racional con los otros. No hay que entrar en competitividad/enfrentamiento/confrontación, gratuita e irracional e ilógica y sin sentido con unos o con otros, a veces, solo con unos. Tener doble rostro, con unos muy amables, con otros, sin razón, siendo vinagre o cicuta o veneno de la última generación.

La paz sociopolítica, la paz de los grupos ideológicos, la paz en las sociedades, la paz con y en el Estado. La paz política es esencial. Sin esta paz, todo se complica y se complejifica… Si se rompe la paz social y la paz política, que se completan y se complementan nos podemos enfrentar a situaciones de enorme vulnerabilidad.

Porque entonces, vienen a este plato de la discordia, a comer todos los que desean, todos los que de fuera o de dentro tienen intereses. Y, la paz se hace más compleja. La paz se enrarece en odios e inquinas y rencores y derechos históricos y derechos culturales y derechos económicos y derechos lingüísticos, y, al final, los humanos entran en conflicto e iniquidades y más injusticias y más irracionalidades. No olvidar que la paz social y política como elemento esencial de todas las paces…

Cada sujeto tiene que autocontrolar/se de forma correcta su mundo irracional, sus pasiones y deseos y libidos y pulsiones y emociones y sentimientos, de forma racional y en verdad y en bien y en bondad, para ir conquistando su paz interior. No puede ser una veleta que le dirige o dirigen, todos sus impulsos internos o externos, sino tiene que escoger con su cabeza y su mente y su corazón la racionalidad y el sentido común y la prudencia de todo lo que emerge de dentro y de todo lo que viene de fuera. No es un animal, sino un animal racional con alma-espíritu.

Debe buscar la paz dentro de su corazón. Cada hombre o mujer, cada persona, tiene una obligación y un derecho de buscar la paz. Cada hombre o mujer, cada persona, tiene el deber y el derecho de ofrecer y otorgar a los otros paz… ¡No sé si en mi sociedad, país, Estado se está olvidando esta norma moral universal…!

Jesús Millán Muñoz


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