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No era el último capítulo, Tino de la Torre

CapítuloEn el capítulo 1 a la familia entera menos uno se les veía recuperando ilusiones; era un día que estaba saliendo mejor de lo esperado, hablando casi sin angustia de la marcha de Agustín (marido, padre, abuelo, suegro…), anécdotas de veraneos, alguna bronca superada, nietos que jugaban ajenos a que ya hacía un año que él no estaba. Marisol había decidido que el tiempo que le había dejado libre el estar a (su) cuidado tenía que irlo orientando hacia otras cosas, para que la casa no se le cayera encima con tanto recuerdo y tanto tiempo hueco ahora.

Tuvo una vida de ama de casa, madre de familia numerosa, poco reconocida socialmente pero, viendo el producto de haber salido de sí misma para entregarse a los suyos, le parecía que había merecido la pena. Se sonríe al oír hablar de los horarios innegociables de algunos sectores y las horas que ella tenía que sacar, robándoselas al sueño para que el personal pudiera salir a la vida cada mañana como campeones y campeonas. Fue el pacto que hicieron ella y él. Ella dentro y él fuera. Pero con un mismo objetivo.

Poco a poco iba remontando y el estar con hijos y nietos le aliviaba mucho. De todos modos, sentía que en la línea que es la vida cuando se va alguien importante, sobre todo si se va antes de “cuando nosotros tenemos previsto”, es como que esa línea se empieza a inclinar hacia abajo, poco a poco, camino del final. Depende de quien se trate más inclinada o menos. Es fácil dejarse llevar o rodar abajo. Hay que sacar coraje para ir frenando lo que al final tiene que llegar. Marisol, lo estaba consiguiendo. Lo amargo se iba convirtiendo en melancolía. Se esperaba que todo siguiera igual: Las comuniones, los embarazos los ascensos laborales, los análisis con el colesterol bajo, algún viaje cercano…

En el capitulo 2 Marisol cuelga el teléfono después de una charla con una nuera “muy hija”. Ella sujetó las lágrimas que sí derramaba la nuera, por la impotencia y la desorientación. Le pareció mal, como siempre, que los hijos le ocultaran las malas noticias ya que al final se enteraba y, en este caso, llegó todo de golpe.

Lo que tenía el nieto era malo de verdad y avanzaba. Aquí no conseguían pararlo y había una posibilidad fuera de España. A un coste inasumible; era la desesperación. Como pensionista llegaba a fin de mes con dignidad y justa; nada que pudiera aportar. Y los hijos, salían adelante como la mayoría, con hijos e hipotecón.

Tomó la decisión. Se fue a ver a una amiga de bastantes años y confidencias, algo más joven, que ya pensaba cerrar su negocio de inmobiliaria para jubilarse y se ofreció: “¿no crees que yo sabría vender bien pisos en el barrio, con la cantidad de espacio que le he sacado al mío, como lo he organizado todo, las necesidades que tienen los jóvenes y cómo lo podría contar?”. No todo es el precio. Y se dieron una oportunidad. Marisol arrancó y no se dedicó a esperar subsidios ni a gastar fuerzas con quejas y lamentos.

En el capitulo 3 Marisol caminaba deprisa. Una palabra amable para quien saludaba y seguía caminando. Nunca llegaba tarde a las citas. Su experiencia de la vida puesta a funcionar fue bien, por lo que el trabajo fue un ingreso, las ventas fueron comisiones. Una buena parte fueron a preparar el viaje de la esperanza y de la generosidad llevada al límite.

Desconozco el fin de la historia; solo espero que fuera bien, pero se ve tanto talento que se desperdicia al llegar a “cierta edad”. Este es solo un ejemplo algo extremo.

Tenemos una sociedad desajustada; solo hay que leer y ver las noticias. En búsqueda de una salida a todo este disparate sería bueno llamarles. Tienen mirada larga que sabe de tontunas muy actuales que no hay que explorar, porque la historia que han vivido les indica que por ahí vamos mal. Saben mucho y su último capítulo está por desarrollarse si pedimos su colaboración.

Tino de la Torre – Empresario y Escritor


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