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“Las diferencias entre los barrios y D. Gistau”, Jesús Millán Muñoz

David GistauLas personas viven en su ser, en sí mismas, pero también en sus familias y casas, pero también en sus barrios, pero también en sus localidades, también en sus naciones-Estados…

Vivimos en un conjunto de conjuntos de realidades, que no están unos dentro de otros, como las famosas muñecas rusas, sino que se interrelacionan, se parten y comparten, tienen variables que se besan y se concausan y otras que se retiran… Los humanos vivimos en una multiplicidad de mundos, al mismo tiempo. El adaptarse a todos esos mundos quizás, sea la mayor sabiduría que se va alcanzando.

El ser y sus circunstancias.

Uno, uno o una vive, con uno mismo, con su ser, con su cuerpo, con sus ideas, con sus deseos, con su vida anterior, con sus fines y deseos e intereses y sus sueños. Todo eso, forma dentro de sí, un enorme tiovivo que está dando vueltas y revueltas. Algunas realidades las conoce y las entiende y le son conscientes, otras, otras no lo son…

Pero también existen otros mundos exteriores, uno, uno de ellos es la Naturaleza que le rodea no es lo mismo vivir y existir en el Amazonas que en la tundra siberiana, que en norte de Alaska o en las riberas del Ganges o en el Sahara… esas geografías físicas y culturales y sociales nos condicionan y nos limitan y nos hacen. Sin contar que viajamos en una bola ovoide que se traslada por el universo físico… Pero además están todas las condiciones circunstanciales y esenciales y accidentales, que llamamos sociedad, cultura, ideología, enseñanza, trabajo, metafísica, religión, Estado, y, mil otros grupos de entidades…

Pero de los entes que más forman y conforman y sustentan y condicionan a los seres humanos, son los barrios, porque ellos los pisa todos los días, por lo general, asistes a su colegio, a su sistema de salud primario, a las tiendas y establecimientos, a las personas que te conoces, a los pequeños bares o restaurantes, a los vecinos y convecinos…

La localidad y los barrios.

Por eso, en las grandes ciudades, algunas personas, que han habitado a lo largo de varias décadas, distintos barrios, expresan que el mundo y la ciudad, es algo diverso y diferente. Aquellos que han escrito esta experiencia, cantan lo mismo. Algunos periodistas o escritores que han descansado sus huesos al anochecer en distintos barrios de Londres, Berlín, Nueva York, Madrid sienten y consienten en que la ciudad es la misma. Pero que ellos, la sienten de modo diverso.

Si, si a lo anterior se une y reúne y se combina con que se ha ido cambiando de trabajos y de cargos y de cargas, y de lugares, a los que hay que ir cada mañana o cada noche. Si esto también ha cambiado. También la ciudad se hace diversa… Las clasificaciones de los barrios, incluso de conjuntos de cuadras o calles o cuadriculas, también lo es. Hasta esa línea, tiene un color, pasando esa línea dispone de otro…

Es mejor no haber visitado jamás algunas calles, de algunas cuadriculas de las ciudades. Es mejor, nunca haberlas habitado y pernoctado, es mejor, no haber trabajado en ellas. Porque al final, una ciudad es enorme, una gran ciudad, jamás se termina de conocer… No es lo mismo, vivir y existir en un pueblo de mil habitantes, que en uno de diez mil, que en una ciudad de cincuenta mil, que en una ciudad de quinientos mil, que en una ciudad de tres millones…

Una ciudad de más de un millón de personas, jamás se termina de conocer. En ella, existe todo lo bueno humano y todo lo malo humano. Esta es la realidad… Estar rodeado de personas y rostros, a cientos de miles, condiciona el existir, a semejanza que condiciona estar rodeado de miles de árboles, o de superficies llenas de blancura de agua nevosa y con frío hasta el tuétano…

David Gistau.

Hoy, recuerdo al maestro del articulismo, David Gistau, me cuestiono muchas veces, hasta dónde habría llegado, en contenidos y en argumentos y en productos culturales, si la vida, le hubiese dado un respiro un poco más largo, hasta dónde habrían llegado sus ideas, más acertadas o menos, si hubiese asistido a las bodas de sus nietos o nietas, o al menos, de la mitad de ellos. Hasta dónde. No soy dado, por mi carácter y mi forma de ser, ni a loar a nadie en demasía, ni a criticar negativamente a nadie en demasía. No lo hago en la vida normal y rutinaria, tampoco en la escritura. Aunque creo que se cazan más moscas con miel que con vinagre.

Hoy, recuerdo al maestro del articulismo, David Gistau, al darme de bruces con una columna suya, titulada: Madalenas, publicada en El Mundo, el 23 de noviembre del 2018, qué habría escrito en ese texto, si hubiese sabido que le restaba menos de dos años solares, para encontrarse ante el Buen Dios. Paz eterna al maestro del columnismo David Gistau, se esté de acuerdo con él o en desacuerdo en todas sus ideas o en todos sus argumentos o en todas sus crónicas…


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