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“Juegan a ser dioses” por Jesús Millán Muñoz

ser diosesCansado estoy de padecer y sufrir y percibir y ver como otros, como tantos, cada uno según su poder, juegan a ser como dioses. Unos en unos terrenos y otros en otros…

Los jugadores de dioses, los que mueven hilos e ideas y actos y acciones, que influyen en uno o en millones, como si fuesen pequeños dioses. La mayoría por buscar más poder. Poder que puede ser de muchos tipos o de muchas clases. Poder sobre una persona, poder sobre miles por miles de personas. Poder para quedar en la historia, poder para olvidar los traumas y heridas personales. Cansado estoy, de tantos que solo son humanos, muchos con muchos defectos y errores, que trabajan como si fuesen verdaderos dioses, no digo grandes hombres con grandes poderes humanos, sino con sesgos de dioses. Cambiar los destinos a los otros, sean uno, sean cientos de miles y millones… Dividir territorios, crear imperios, dejar sus nombres para el futuro en libros de historia…

Podríamos poner miles de ejemplos a lo largo de la historia, que vienen a y en los libros, pero podríamos marcar cientos aquí, sucedidos durante nuestro tiempo de existir. “Si Sancho, si Sancho, yo soy Quijote, estaré medio loco, quizás yo haya jugado conmigo creyendo que soy un pequeño dios conmigo mismo. Este ha sido mi error, pero no he jugado nunca con los demás, pensando que yo el pequeño dios y ellos los súbditos que deben obedecer”.

Juegan a ser dioses, con normas y mandatos que la inmensa mayoría no quieren y no desean. Que raramente piensan en el bien común y en el bien general, aunque siempre están hablando de grandes palabras y grandes valores, que no pondremos sus nombres. Que tienen fijadas en su cabeza un ideal y un fin, y, todos tenemos que pasar por él, o quedarnos en la cuneta, si no lo deseamos. Ese mar que nos lleva, mar de acontecimientos históricos, que nos puede conducir a ahogarnos…

Juegan a ser pequeños dioses, porque se sienten pequeños dioses. Quizás, porque no han curado ideas de adolescencia o traumas de infancia, o porque no han controlado la propia soberbia y vanidad, quizás, porque quieran pasar a la historia. Quizás, porque actuando así olvidan esas heridas del pasado. Se creen como pequeños dioses, lamentablemente me he encontrado a demasiados pequeños dioses, dioses que se imponen sobre una o varias personas, dioses que se imponen sobre cientos de miles y millones de personas. Dioses que saben todo y de todo, que tienen la sabiduría o tienen el poder y el gran poder… Dioses y pequeños dioses en sus oficios y en sus profesiones, grandes o medianos o pequeños, liberales o manuales, pero también intelectuales y culturales, y, especialmente, en los oficios del poder, del poder mediano e intermedio, del poder grande y elevado…

Pero da lo mismo, son pequeños dioses, se conducen como pequeños dioses… y, nosotros somos los humanos que tenemos que obedecer. Ellos hacen y rehacen y diseñan y fijan  entre cuatro o cien sus pactos económicos, y nosotros tenemos que soportar sus condiciones, ellos hacen entre ellos sus pactos políticos y dividen las tartas como quieren, y, nosotros tenemos que soportar lo que quieren. Nosotros tenemos que aguantar el frío y el calor de la vida, de la vida en multitud de funciones y dimensiones… Nosotros…

Son, se creen, se sienten como pequeños dioses, porque si no fuese así, serían más prudentes, escucharían más, a las minorías y a las mayorías, a los niños y a los viejos. Sabrían el dolor y las alegrías de la historia colectiva de esta sociedad y de este país. Si no fuesen como dioses, si no se sintiesen como dioses, intentarían controlarse más y mejor a sí mismos y en sí mismos. Y, así al autocontrolarse mejor, en sus deseos y en sus pasiones y en sus ideas, mirarían y verían mejor el bien común y el bien general y el sentido común general y la prudencia y racionalidad general… Y, así, yo, y, muchos como yo, no nos levantaríamos esperando y temiendo la noticia del día que nos llenará de pesar y de pena y de temor y de dolor. No solo por el presente, sino por el futuro. Porque la enfermedad no se cura, sino se agrava…

¡Se sienten pequeños dioses, algunos medianos dioses…! ¡Juegan a ser pequeños  dioses…!

Jesús Millán Muñoz


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