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“Francisco Umbral y el mal/buen gusto”, Jesús Millán Muñoz

Francisco UmbralToda la vida he dedicado una enorme cantidad de tiempo a intentar averiguar lo que es el buen gusto/belleza/estética y, debo indicar que no sé muy bien lo que es el buen/mal gusto.

Puede que exista una concepción perceptiva e intuitiva, consciente e inconsciente sobre el gusto y la belleza y el bien estético. Quizás, pueda ser un componente neurológico que se inserta en lo más profundo del cerebro, incluso que hayamos heredado de nuestros antecesores, antes de las especie homo, de los homínidos antes de los homos, o, incluso de antes. Como una forma o manera de vivir y sobrevivir, “de no comer determinadas substancias de la naturaleza, si no tenían en sí, una armonía o equilibrio o un color atractivo y, diríamos puro…”.

Puede ser que un “rostro equilibrado y con mesura y unas partes proporcionadas de los miembros” sea una prueba exterior e interior, de que aplicado al ser humano, sea un signo de fuerza y de voluntad y de salud, sea aplicable a un miembro femenino o sea un miembro masculino.

Puede que sea una dimensión más de la dialéctica de los sexos y de la reproducción, un animal fuerte y más alto y más vigoroso puede cazar más y mejor, por tanto, producirse y reproducirse como individuo con más facilidad y cuidar mejor a la progenie, y, especialmente, en los primates o en los humanos, las hembras tienen que dedicar un tiempo largo al embarazo, y, al cuidado de los descendientes, con lo cual disminuyen sus posibilidades de supervivencia, si no existen otros miembros, que la cuiden o le aporten ese suplemento que necesitan…

Puede ser que todos los primates, las cinco especies existentes actualmente (homo, orangután, gorila, chimpancé, bonobo), puede que todas tengamos un sentido en mayor o menor grado estético o de la belleza y del gusto o del buen gusto… Pero el buen gusto o el mal gusto, se desarrolla en cada uno de los tipos de percepciones que tenemos o de los sentidos –vista, oído, olfato, gusto del sabor, tacto…-. Y, por definición una percepción es una combinación entre una recepción de una emisión exterior o de realidad exterior, una imagen exterior, con una combinación interior, combinada con la inteligencia, la razón, el recuerdo, la memoria, los intereses interiores de cada persona, las heridas personales… Por eso, puede que una imagen de una escultura en la plaza de un pueblo, es semejante o casi igual para todos, pero la percepción es distinta, porque cada uno le añade otros elementos –recuerdos, deseos que tuvo al lado de ella, conversaciones a su vera, etc.-.

El Larra de la segunda mitad del siglo veinte, en el hispanismo, el señor Umbral, -que siempre invito a los estudiosos, especialistas, expertos saquen del olvido los miles de artículos que publicó durante toda su vida, no solo en los periódicos diarios, sino en las revistas semanales o quincenales, durante cinco décadas, más, los supuestos artículos firmados con otros nombres, en la etapa de Valladolid, si es cierta su declaración, que leí hace muchos años…-.

El maestro del articulismo Umbral que sigue la estela de Larra, Mesoneros, Alarcón, Calderón, Fernán González de la primera hornada, pasando por todas las que ha habido después, al menos, cuatro o cinco –otro día las señalaremos-, en un artículo titulado: Antología del mal gusto, publicado en El Norte de Castilla, del 15 de abril de 1971, reflexiona, con esa síntesis de conceptos e ideas e imágenes y metáforas y tropos y de lo cotidiano y de lo grandioso y de lo popular y de loa académico, sobre el mal gusto. En definitiva, sobre una realidad que hasta ahora, una rama de la filosofía, y, de otros saberes, que los humanos no sabemos muy bien lo que es…

Puede como parece que para muchos, ese fue el torniquete y toniquete y la música que estuvo imperando durante lustros, cuándo yo era joven, que “la nueva pintura y las nuevas artes”, eran la técnica y el estilo del mal gusto. Era la entronización del mal gusto, que en definitiva, en el arte y artes, llevamos dos siglos con los experimentos del mal gusto. Con lo que muchos indican, que los museos de arte actual se han llenado de obras del mal gusto.

Yo, pensaba que ya se había superado esa concepción, y, ha sido mi sorpresa que existen varios canales de youtube, que viven y reviven, y tienen mucho éxito indicando y mostrando, que no las últimas instalaciones no tienen lugar en la estética/ética y en el concepto humano, sino obras y autores, ya clásicos de las vanguardias, diríamos de las segundas vanguardias, antes de la primera/segunda guerra mundial. (No citaré nombres, cosa y juicio y concepto que me ha extrañado a estas alturas…).

Puede que digan que el buen gusto o el mal gusto, entra en eso del enamoramiento, eso de la seducción humana, eso del gustar y del no-gustar o disgustar en la estética y en la belleza, eso que está presente cada día. Cuánto dinero, las decenas de millones de seres humanos, dedican cada día, a estar guapos y a estar bellos, desde ropas, cuidado de cabellos y uñas, desde perfumes, desde aprender a caminar, desde la eterna esbeltez y, toda las dietas, y, todos los gimnasios, ahora que ya entramos pronto en la etapa de los caminos de/a las playas. De gustarse a sí mismo y de gustar a otros.

No sé lo que es el buen gusto totalmente, si puedo definir mejor, lo que sería el mal gusto. Pero a semejanza, que la diosa razón en la revolución francesa se instaló en Notre Dame de Paris, pienso que los humanos hoy, la mayoría en mayor o menor medida, adoran al buen gusto-belleza-estética. Somos adoradores de esa diosa, sin saber, nadie o casi nadie, muy bien lo que es. Adoramos a una idea-percepción-sensación-concepto-símbolo-entidad, que nadie muy bien sabe lo que es. Y, créanme, que he leído bastante sobre estética… ¡Adoramos a una nueva Afrodita secular del deseo y del amor y del gusto y del buen gusto y de la belleza…!

Jesús Millán Muñoz


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