El Día Internacional de la Mujer
El otro día estaba comprando yo, en un autoservicio de mi barrio el jamón serrano para mi cena, cuando vi a una joven mamá colocarse detrás de mí. Iba con sus hijos pequeños aún.
Para entretener a la chiquilla, que hacía gestos de aburrimiento supremos, le pregunté por su nombre. Y lo que le gustaría ser de mayor. Me respondió sin dudar, que maestra, y luego jueza. Ahí es nada. El hermanito, sólo quería ser futbolista. Y me hizo pensar mucho, esta dicotomía sexual, a la hora de pensar en nuestro porvenir en la última etapa de nuestra infancia.
Curiosamente, desde que hemos entrado en el mercado laboral, casi todas las niñas a las que les formulo esta pregunta, me responden lo mismo: que quieren trabajar en una muy buena profesión. Casi todas, se inclinan por ser maestras, por aquello de la admiración y emulación de la adulta que las está formando y enseñando.
Pero luego salen a relucir las verdaderas vocaciones, de médicas, abogadas, juezas, policías, enfermeras… Mientras que ellos sueñan con ser el nuevo Messi, pero español. Muy curioso, ¿verdad?
Realmente no encuentro una explicación plausible a esta curiosa dicotomía de carácter psicólogo-sexual. Pienso yo que es el exceso de unas hormonas frente a las otras, lo que nos lleva a madurar de unas formas tan dispares y discontinuas.
Es decir, que la abundancia de testosterona en los niños, les lleva a dar patadas en los balones de futbol. Y por el contrario, una superabundancia de estrógenos y progesteronas, nos lleva a nosotras a planificar nuestras vidas, a unas edades bastante tempranas. ¡Y ole nuestros ovarios al hacerlo!
Luego ya será la vida la que nos vaya indicando nuestros verdaderos caminos, cuales son. Y veo en la tele, que cada día son más las adolescentes que ya se inclinan por carreras técnicas. Ignoro ahora la composición de las aulas universitarias, y de la formación profesional de grados superiores.
Pero me da que cada vez son más las jóvenes, que están perdiendo el miedo a estudiar unas ingenierías del tipo que sean. Y es bueno que así sea. Mientras que a las niñas y a las adolescentes españolas, les dé por seguir estudiando, lo que sea, nuestro futuro está garantizado. Y término haciendo mías, las primeras estrofas del himno francés: ¡Adelante, muchachas, que la Patria es vuestra! Pues eso.
Amparo Gimeno Pastor
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