ESTÁN GRITANDO LAS OLAS
que tienen manchas de sangre,
de las vidas que se fueron
buscando acallar el hambre.
Hay un niño que no canta
y está llorando su padre,
con la pena en la garganta
porque no tiene a su madre.
La patera se fue hundiendo
sin que la salvara nadie,
y su destino ha querido
clavarle todos los males.
Están gritando las olas,
y el mundo no se da cuenta
que se ahogan las personas
inocentes de esta guerra.
Quitar puertas y barreras,
que pueda pasar el viento
y cuando amanezca el alba
ya se acaben los silencios.
ANTONIA NAVARRETE LEBRATO. SEPTIEMBRE 2015
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