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«Un buen manual de malas prácticas», Tino de la Torre

malas prácticasMientras se limpiaba las gafas mi amigo Mauricio (como no dando importancia) comentó que los códigos de buenas prácticas no funcionan. Al menos por estos pagos. Y agregaba que a las buenas prácticas se le unen los propósitos de regeneración democrática (curioso concepto), los códigos de gobierno, la transparencia, lo sostenible y otros buenismos varios.

Por conocidas, no hay que enumerar las trapisondas recientes conocidas por parte del gobierno y sus círculos concéntricos. Pero si Vds (como yo) vieron en directo el 12-1 a Malta con la solera que eso aporta, me reconocerán que estas andanzas son muy parecidas a las vividas hace diez, veinte años, etc. Es curioso que aun sabiendo que la justicia, aunque lenta, al final actúa algunos no se lo piensan un poco antes de lanzarse a los peligrosos juegos.

Quizá es que no tienen memoria (democrática o de la otra) y necesitarían que existiesen una serie de avisos que les evitaran incriminación y descrédito posterior. Por ejemplo: no creerse el más listo, es decir, hecha una vez lo hago ciento para acabar mal porque al final todo se sabe.

Otra posibilidad para evitar disgustos si está ya uno/a muy cegado por las pasiones (bajas) o por los dineros, es pedir consejo al amigo o al familiar de confianza. Me refiero no a ese “amigo del alma” que se ha conocido en el último año y dentro de todo el “salseo”, sino al amigo que lo es o lo era y es de otros tiempos, sin nada que perder o ganar con el consejo. Hermanos, hermanas, primos o padres, si los hubiere, también valen para ofrecer una palabra que ayude a reflexionar y no acabar metiendo la pata hasta el cuello. No es original, pero parece que algunos no hacen uso.

Me temo que después del bochorno de estas semanas, otros vendrán. Y todo porque no aprendemos, como decían en mi niñez “por las buenas”. Tiene que ser por las malas, con lo que en las tertulias regadas con vino y gaseosa brotará el comentario de que “hace falta más ética” o “ya no hay moral” expresado con esa imprecisión y con el aroma de que esos dos conceptos se aproximan mucho a “lo que me parece a mi que está bien o mal ”o que “no es lo mismo si lo hacen unos o los nuestros”.

Lo que es seguro es que el catálogo de las “picardías” nunca se refiere a hacer alguna trampa para conseguir un abono del Real, colarse para poder tener acceso a los volúmenes valiosos de la Biblioteca Nacional, un tour privado por el Prado, etc. Casi todo siempre relacionado con llevárselo “pa la saca” o con acabar con los pantalones a media asta. Muy básico todo.

Vistos los resultados tan consolidados del buenismo sugiero como idea que se le entregue a todos los que van a “tocar poder” un manual de “malas prácticas y sus consecuencias”. Con ejemplos y alguna foto.

Recuerdo como en el año 2006D. Pere Navarro como director general de Tráfico tuvo como objetivo bajar la aterradora cifra de tres mil muertes al año en carretera todo lo que se pudiera. Lo que no pudieron las docenas de campañas publicitarias lo hicieron posible la pérdida de puntos, los multazos a base de más radares y hasta la posibilidad de ir a la cárcel. El objetivo se consiguió en buena medida.

Se podrían poner más ejemplos pero el resumen es que lo que funciona es palo y tentetieso aunque no suene muy democrático.

A fecha de hoy, más de uno/a pienso que hubiera agradecido un manualito de estos con recomendaciones útiles (no más de treinta páginas, para no cansar) en la mesilla de noche como última lectura del día. A lo mejor compensa ir redactando uno pensando a futuro.

Tino de la Torre
Gerente de Westfalia Gestión de Patrimonios y Escritor


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