“Literatura y teatro del y en el pueblo”, Jesús Millán Muñoz
La verdadera literatura y teatro está en los pueblos, esas entidades que están entre cinco y quince mil habitantes. Que se conocen de vista todos, y se saben todo de todos.
Entiendo la literatura y las letras, como toda forma de expresión o significación que utiliza las palabras y el lenguaje oral/escrito. De tal modo, que siempre los escritores están luchando entre unos y otros, por unas tendencias o estilos y otros, por unos significantes o significados. Pero pienso que se equivocan, al no tener en cuenta la siguiente descripción:
Todo son letras o literatura, lo que entra en el capítulo o área de significados con palabras, escritas o habladas-orales. Pero en segundo lugar, existen distintos niveles o planos de las letras/literatura. Un nivel muy bajo de literatura, pero es literatura de bajo nivel o letras de bajo nivel, es todo el lenguaje técnico y científico: desde el de los escritos jurídicos, científicos, técnicos instrumentales, etc.
Desde ese primer nivel se va ascendiendo en estructuras formalistas y significativas, retóricas y eruditas/erudicionales, de tal modo que se va elevando, diríamos la polisignificación del lenguaje y de la lengua. Se va ascendiendo en que una palabra, no significa un significado preciso, sino varios o muchos, y, eso es la metaforización y polisignificación del lenguaje, y, ya iríamos entrando en todos los niveles de estética y belleza y racionalidad literaria. De tal modo, que también aquí existe estratos o niveles o dimensiones literarias-estéticas-retóricas-bellezas: primero, por la significación y contenidos, segundo, por los lenguajes oratorios o tropos o todos los tipos de belleza en el lenguaje, tanto en la forma como en el significado. Unos autores utilizan más y otros menos.
Otra dimensión es el estilo o la tendencia, y, aquí están todo lo que los humanos hemos inventado o descubierto a lo largo de siglos, desde Grecia al menos, es decir, se pueden utilizar unas formas estéticas u otras, y, eso es lo que llamamos ismos o tendencias o vanguardias o estilos o retóricas diversas.
Otra dimensión es la temática, si va más bien hacia un lado o hacia otro, unos temas preferentes sobre otros. El ser humano o el ser humano en sociedad o la cultura, etc. Otra dimensión son los géneros literarios, antes bien tematizados y clasificados, ahora una mezcla, en general de todo y de todos, aunque predomine unos sobre otros.
Los escritores y las estéticas llevan siglos peleándose entre sí, conceptistas o cultureranistas o gongorinos/gongorianos o surrealistas o vanguardistas o formalistas o… Y, esto es simplemente, síntesis o estructuras de los elementos anteriores, se toman unos parámetros o se toman otros. Y, se hace una literatura diferente. No entienden la mayoría de literatos, que todas son aceptables, dentro que respeten la legalidad vigente y la moralidad mínima, porque es como si cada tendencia fuese una especie de animal o vegetal, cada uno tiene su lugar… Si se entendiese esto, se habrían llevado bien los cervantinos con los quevedianos y con los gongorianos y los calderonianos y los… Y, así siglo tras siglo, seguimos repitiendo las luchas dialécticas literarias y artísticas, por no entender el esquema anterior…
¿Y, el pueblo? ¿Porqué y por qué en el pueblo y del pueblo y en los pueblos, esos de una demografía entre cinco y quince mil habitantes, aproximadamente, saben más literatura que en las grandes ciudades…? ¡Porque en esos entes de espacio y tiempo, los personajes son ellos mismos, los personajes son las personas, las personas son los personajes…!
Simple y sencillamente, porque todo el pueblo se conoce, de oídas o de vista o de hablar o de amistad o de desavenencias. Y, todos conocen como actúan, y las historias personales y familiares, hasta varias generaciones. Y, conocen, si una persona equis ha caído en un error moral grave o en una conducta inmoral, al final, pagan un precio. Todo error moral y todo error psicológico tienen un precio. Todos actúan como si fuese una gran obra de teatro. Y, digo que tiene que tener una suficiente cantidad de habitantes, para que se produzcan todas las realidades positivas y negativas posibles. En el pueblo y del pueblo está la verdadera vida, está el verdadero teatro, está la verdadera literatura –evidentemente, prefería que ningún ser humano cayese en ningún error psicológico y moral grave…-.
En una gran ciudad, puedes vivir con cien viviendas, en una urbanización, disponer de la misma entrada, cuatro edificios, llevar existiendo diez o treinta o cincuenta años. Y, no podemos decir, que no conocemos algo de la vida de los demás, pero muy poco comparable con y en el pueblo. Esa es la ventaja y desventaja de los pueblos, la desventaja que todo el mundo sabe y habla e interpreta de ti y de todos. La ventaja, es saber, y percibir claramente, como en una película o una ópera con música o sin ella, una obra de teatro o una novela, que aquella persona, que entró en el juego o en el alcohol o en cualquier otra realidad, al final, terminó con que el banco se quedó con su casa. Aquella otra persona que estudió y que llevó una vida normal y rutinaria, ha ido ascendiendo económicamente… Y, así…
En el pueblo existe un grado mayor de sabiduría, sabiduría popular, que en las ciudades, por parte de la mayoría de las personas. Quizás, en los pueblos exista menos cultura académica y universitaria, que en las grandes ciudades, evidentemente, no existe el Museo del Prado o similar, o tres universidades o similares…
Jesús Millán Muñoz
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