Me he enterado esta mañana, viendo el Programa de Ana Rosa mientras desayunaba: que el Gobierno de Sánchez, ya planea convocar unas Elecciones anticipadas, para el año que viene. Era más que de esperar, puesto que las divergencias son cada vez más profundas dentro del Ejecutivo de Coalición que tenemos en la actualidad. Y nada nos hace presagiar, que se solventen en los próximos meses.

Esta vez ha sido la negación del Gobierno, a que se convoquen las manifestaciones del 8M. Dicha negativa, ha levantado muchas ampollas, en la Ministra de Igualdad. Quien ha contestado que es ir en contra de los sentimientos feministas. ¡Mira que monina, tu! Ya dispuestas a denunciar públicamente, deberíamos ser las españolas, quienes lo hiciéramos a ella. Por qué desde que han llegado al poder, hemos perdido muchos derechos, que teníamos durante la etapa de Rajoy. Lo mismo digo para las Asociaciones Feministas españolas, que quieren denunciar al Gobierno, para que se convoquen las manifestaciones del lunes que viene.

Pero más allá de la negativa, muy sensata, del Sánchez de autorizar las concentraciones feministas del 8M, subyacen una serie de medidas y prioridades e incluso de mentalidades, que están aflorando ahora. Así, mientras que Iglesias, es antisistema radical.; Sánchez, tiende a tener una visión de la gobernanza del país, algo más capitalista. Por Iglesias, ya seríamos una Republica de nuestra casa. Y Sánchez, es más de seguir como estamos.

Sin embargo, Sánchez tiene que ir dando una de cal y otra de arena. Igual pacta con los de Bildu y respalda a los soberanistas catalanes; que destruye, en público las armas incautadas a la ETA, durante la lucha armada contra la banda, en el siglo pasado. Que se va con el Rey a la planta de la SEAT, en Martorell, para apoyar a la directiva y templar ánimos. Es esta esquizofrénica forma de gobernar la que le está destruyendo. Eso, y el no apoyar económicamente a los damnificados de la pandemia.

De ahí, que ya estén filtrando hasta una más que posible fecha para las próximas Elecciones anticipadas. Que serían en el año venidero de 2022. Pero no cantemos victoria todavía, pues aún nos quedan unos once meses por delante. Y a mí personalmente, tampoco me agrada mucho la oposición. A Pablo Casado, líder del PP, lo veo tan veleta o más que a Sánchez. Y a Santiago Abascal, las mismas ganitas o más que tenía hace nueve años, el propio Iglesias. Con lo cual, no sé si alegrarme o preocuparme por la que se nos avecina. Y no es la famosa serie del Morerín (el afamado productor televisivo, José Luis Moreno). Ni mucho menos.

Amparo Gimeno Pastor