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Las nuevas “vacaciones” de Semana Santa del 2021

vacaciones Cuando aún no nos hemos recuperado de los estragos de la tercera ola, ya sabemos cómo va ser el puente de San José, y las vacaciones de Semana Santa de éste año: en casita, con mantita, Netflix y las palomitas, para matar el gusanillo. El asunto carecería de importancia, sino fuera, porque el Gobierno de Sánchez ha dejado las puertas de España, abiertas a los extranjeros. ¡Genial, tú! ¡Mira tú, que bien!

Pues sí, señores, sí. No sólo nos quedamos sin vacaciones de Fallas y Semana Santa, que además, las disfrutarán los de fuera. Forasteros vendrán, que de casa saldrás. Y está más que claro el motivo, el poderoso caballero Don Dinero. Mientras que el españolito de a pie, vamos como siempre muy justitos y este año más nunca, el guiri vendrá casi con los bolsillos repletos. Y con ganitas de tirar de tarjeta, claro. Mientras que los españoles, solo nos podremos gastar en una jarra de cerveza y un ración de bravas para cuatro; los de fuera a jarra por cabeza y cuatro raciones de bravas, calamares, tortilla de patatas y de jamón a la catalana, por barba. He ahí el dilema, amiga Amparo.

A m todo esto me recuerda a otras épocas, muy recientes aún en la Historia de España. Una etapa en la que mandó mucho un señor muy bajito, con un bigote a cepillo, con una vocecita aflautada, y una mala leche a raudales. Que decía hasta como debía de ser la ropa interior de una señora decente. Un señor que dijo, que primero eran los foráneos, para poder disfrutar de nuestro sol y de nuestras playas, que sus conciudadanos. Y cuidadín el cómo iban a la playa, las señoras. Muy vestidas, claro, si no querían que mi papi y sus compis, les arrestaran, por indecentes.

Una épocas, que en Semana Santa, se tenía que ir a misa, y visitar los monumentos de las distintas cofradías, que hay en casi todos los pueblos y ciudades de España. Pero que los extranjeros, podían y debían ir a las playas, a gastarse sus buenos francos, libras esterlinas o marcos alemanes. Muy bonito sí, señor. Y que sesenta años más tarde, volvamos a esas épocas, clama al cielo. Y sin poder asistir a una procesión, que proscritas están, por las moscas con covid, claro.

Eso sí, siempre nos quedará el mañana, el año que viene. O no, vete tú a saber. Este año, que es el que nos interesa, cómo décadas y décadas atrás, pero sin cofrades y saetas. ¡¡Genial, tu!! ¡¡Ah!! Y que no pillen por ahí al ministro o ministra de turno, tomando el sol fuera de España. Que fijo que lo harán. ¡Y tan fijo, que lo harán! Como que me llamo María Desamparados Gimeno Pastor.

Amparo Gimeno Pastor


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