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EL ARCO IRIS DE ESPARTO

Emilio Zaplana PoloHe de reconocer, que a pesar de que se ha avanzado bastante en cuanto a los derechos del colectivo LGTBI, aún no se ha conseguido cambiar la percepción de una parte de la ciudadanía, que sin embargo y arrastrados por la corrección política, se afanan en defender, con más aspavientos que convicción, que no son lgtbifobos, que tienen muchos amig@s “así” y no sabemos cuantas tonterías más; y es que en estas situaciones el dicho “excusa no pedida, acusación manifiesta” (y me ahorro el latinajo), funciona a la perfección. Por un momento abrazan la bandera arco iris, pero como si fuera de esparto empieza a picarles hasta las entrañas. Otras personas sin embargo (con estas aún queda más trabajo por hacer), se elevan sobre su propia estulticia y dicen aquello de  “y para cuando un orgullo hetero”; significativamente son los mismos que lo suelen repetir, también, cada 8 de marzo; es una de sus gracias recurrentes… como de fondo de armario.

Y es que la dichosa bandera todavía, en una parte de la sociedad no tan pequeña, pica cuando  les roza y no pueden parar de rascarse para aliviar la comezón. Por ello creen llegar a una solución perfecta y piensan: “mientras no se visibilicen demasiado no tengo problema; tampoco lo tengo, siempre y cuando gays y lesbianas no muestren afecto en público, (a ver… si las lesbianas están buenas… no está feo…), si l@s bisexuales se dedican a ligar con el sexo contrario es incluso gracioso, y si las personas trans se muestran… ufff ¡Eso sí que no puede ser, sería el colmo!”.

 Pues sí, la  banderita de marras resulta que, como el esparto, pica y escuece una barbaridad, y si escuece es porque cura, ya lo decían nuestras abuelas.

La bandera, lo  que simboliza y exige es, que de una vez por todas, en nuestro país todas las personas  seamos iguales, porque solo por estar escrito en nuestra Constitución no nos sirve en el día a día; que se lo digan a las mujeres… y si son lgtbi todavía más. La bandera lo que exige es que ni una persona menor más sufra acoso escolar, por el hecho de mostrarse como quiera que sea, o como quiera ser.

El que escribe  ha sufrido ese acoso durante años, y sé perfectamente de la angustia y la desesperación que conlleva una situación que te amedrenta hasta la extenuación, y que cada vuelta al colegio es como una subida a tu particular calvario. Ni una sola persona menor debería sentir eso, ni nada parecido. Es necesario recordar que el primer motivo por casos de acoso escolar es el lgtbifobo y que puede conducir hasta al suicidio; como también  es, en edades superiores, el factor desencadenante del mayor número de delitos de odio.

Por eso esta bandera  pica, y  mientras lo haga, debe estar lo más visible posible.

Es de justicia que se defiendan los derechos de personas LGTBI. Esa defensa debe estar en la calle a la vista de todo el mundo, sea en pasos de cebras, en fachadas de edificios institucionales, en las pulseras de quienes quieran mostrar su apoyo al colectivo, en los colegios e institutos…

Las personas que se están rasgando las vestiduras, en estos momentos, con la ilegalidad de los pasos de peatones de colores, puestos para unos días en Orihuela, jamás han reparado que en nuestra ciudad han habido durante años, aún quedan algunos, pasos de cebras con rayas blancas y rojas; esas señales horizontales son exactamente igual de ilegales que las del arco iris, la diferencia es que, unas son para una campaña de pocos días y las otras… pues ahí están; los de las banderas pican y las otros no.

Sra. concejala de Cultura Mar Ezcurra, desde esta tribuna vuelvo a felicitarla por su valentía en la defensa y visibilización del colectivo LGTBI, enfrentándose a los intolerantes, en muchos casos porque, en el fondo, lo que les escuece de verdad es la propia democracia. Mucha gente recordará que fui concejal de igualdad de Orihuela, y la primera vez que propuse colgar la bandera en el balcón del Ayuntamiento sufrí presiones y se recogieron firmas   para que esta no ondeara en mi ciudad. Nunca hice pública esa acción para no dar publicidad a quienes no se lo merecían.

Que lo del PP no tiene nombre no es nuevo, es necesario recordar que han votado NO a todas las propuestas legislativas que en este país  han supuesto un reconocimiento de derechos para el colectivo; que llevaron al Tribunal Constitucional la conocida como Ley del matrimonio homosexual, para más tarde, acudir la plana mayor del partido, en tropel, a la boda de su correligionario de filas, Javier Maroto, utilizando y diría que mancillando, en el colmo de la hipocresía, un derecho que nos quisieron arrebatar a l@s  demás. Y aquí, en lo local, le llegó el momento de lucirse ante sus votantes más rancios al Sr. Bascuñana,  que defensor a ultranza de la legalidad, (bueno,  a tenor de lo que aparece  en algún diario digital,  parece que no tanto), quiere  borrar todo rastro de la picajosa bandera en el suelo de Orihuela.

Mientras nos queden fuerzas desde el PSOE seguiremos luchando por los derechos de todo el colectivo, y ahí incluimos  a todos los marotos y marotas del PP, porque nosotros sí creemos en los derechos de todo el mundo y para todo el mundo. Para ello seguiremos haciendo ondear la bandera de esparto del arco iris, para raspar conciencias, hasta que se convierta, con el paso de los años y el esfuerzo de gran parte de la ciudadanía, simplemente, en un trozo de tela multicolor, dulce, suave y con el único significado de todo lo que supuso, en la consecución de los derechos de las personas LGTBI. Esperemos que ese tiempo llegue pronto; desde luego cuando  lo haga, en el PSOE nos hallará trabajando por una sociedad más justa.

Emilio Zaplana Polo

Responsable de las secretarías LGTBI e Igualdad, de las ejecutivas provincial y local, respectivamente,  del PSPV-PSOE.


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