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Las playas abiertas al viento de levante son potencialmente peligrosas para los bañistas por las corrientes de resaca

corrientes de resaca

“En caso de quedarse atrapado en una corriente lo más importante es no nadar de frente hacia la costa, sino en paralelo”, advierten desde el Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante

El viento intenso de levante, superando los 50 km/h en algunas zonas de la costa alicantina, dejó una situación marítima muy alterada entre los meses de mayo y junio con varias personas recatadas en Orihuela Costa y la cala de la Fustera (Benissa) e, incluso, una víctima mortal en la playa Paradís de La Vila Joiosa debido a las corrientes de resaca o de retorno.

Ante este fenómeno, desde el Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante advierten que “en caso de quedarse atrapado en una corriente de resaca lo más importante es mantener la calma y no nadar de frente hacia la costa porque la corriente provocará un progresivo cansancio en el bañista que puede acabar en ahogamiento. Lo mejor es nadar en paralelo, hacia los lados, acercándose poco a poco a la línea de costa” y, sobre todo, “hay que atender al color de las banderas y a los avisos por megafonía y respetarlos cuando prohíban el baño”, añade su director Jorge Olcina.

En España la primera causa de mortalidad en las playas son los ahogamientos debido a las corrientes de retorno, por lo que es necesario hacer esfuerzos y realizar campañas de educación y prevención. De hecho, desde hace algunos años se instalan balizas de advertencia o prohibición de baño en aquellas franjas donde los servicios de salvamento detectan corrientes de retorno, señales que hay que respetar y acatar para evitar los sustos. “Como curiosidad, los socorristas utilizan las corrientes de retorno para llegar más rápido a zonas profundas para rescatar a personas que no saben qué hacer cuando son arrastradas, mientras que los surfistas aprovechan estas corrientes para llegar rápidamente a las zonas de mar adentro o hacia los lados donde rompen las olas”, explica el colaborador del Laboratorio y presidente de AMETSE, Samuel Biener.

¿Cómo se forman?

La intensidad del oleaje y la forma topográfica de la playa determinan la formación de corrientes de resaca o de retorno conocidas como rip currents en el mundo anglosajón. Se trata de corrientes perpendiculares a la línea de costa donde el agua fluye desde la orilla hacia zonas más profundas.  “Se pueden generar por la convergencia de dos corrientes paralelas a la costa y de sentidos opuestos, generándose la corriente de retorno en el punto donde se encuentran. También se suelen formar en playas con bastante pendiente en la zona de la orilla cuando coincide con un oleaje importante que potencia el reflujo, por efecto de la gravedad, generando así una corriente de retorno”, indican desde el Laboratorio de Climatología.

En este sentido, en playas arenosas donde existen barras de arenas paralelas a la orilla, “estas corrientes pueden partirlas formando canales por donde se amplifica el efecto de la succión algo que, por ejemplo, ocurre en la playa de San Juan”, añade Biener.

Resaca, cómo detectarla

“Este año, de momento, las corrientes de resaca están comportándose sin gran riesgo, menos riesgo que, por ejemplo, el año pasado”, apunta Jorge Olcina, que señala que es posible predecirlas en función de la previsión de viento constante, más o menos intenso, que sopla de forma perpendicular a la línea de costa. “Cuando hay oleajes intensos de levante se suelen formar corrientes de retorno más intensas y peligrosas como ocurrió en julio del año pasado”, recuerda.

Por otra parte, se pueden identificar a simple vista si nos fijamos bien. Como apunta Samuel Biener “las corrientes de retorno inhiben el oleaje al ir en contra de su dirección, por lo que si vemos que en una zona no rompen o que apenas hay olas, o si hay diversas pequeñas franjas en las que no rompen las olas, probablemente estaremos ante una corriente de retorno. Además, el agua suele presentar un color distinto por el arrastre hacia mar adentro de arena y de algas”.

Según los expertos del Laboratorio de Climatología de la UA, todas aquellas playas abiertas al viento de levante son potencialmente peligrosas. “En el caso de Alicante, gran parte de la costa está orientada hacia el SE (Sureste) o hacia levante y también encontramos playas orientadas al E (Este) con presencia de barras de arenas paralelas a la costa, destacando la de San Juan y las de Guardamar, pero también calas de gravas y bolos con bastante pendiente en zonas del norte en la provincia. Ambos casos favorecen la aparición de corrientes de retorno cuando la situación meteorológica y marina son las adecuadas”, advierten.


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