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“HABLANDO DE ESPACIOS” de Moisés Cerezo, en la Lonja Medieval

Esta tarde, a las 20h. en la Lonja Medieval, se inaugura la exposición «Hablando de espacios» del joven ilicitano Moisés Cerezo. Pintor y músico, Cerezo presenta una muestra de óleos. Son diez cuadros de arte figurativo en los que el ser humano es el protagonista de la obra. Con un trazo técnicamente de gran calidad, Cerezo presenta una visión muy personal de la vida urbana y de las sensaciones que emana.

 

BIOGRAFÍA:

Moisés Cerezo es un músico y pintor autodidacta ilicitano, ejemplo de esfuerzo permanente en pro de un sueño personal. A muy temprana edad, rondando los cuatro o cinco años, solía sentarse en su cama junto al viejo tocadiscos de su padre donde pasaba horas y horas observando las portadas y escuchando aquellos vinilos de Mozart, Chopin, The Beatles, David Bowie, Hendrix, etc. Una dulce, y a su vez amarga, amalgama musical y artística, la cual ha ido moldeando su estilo hasta la fecha. Por aquel entonces ya sentía una enorme atracción por el arte.

Físicamente, el lápiz vino antes a su vida que la música. La pintura tardó algo más en llamar a la puerta ya que sentía pánico de ella. Huía de los colores. Él, al igual que sus dos hermanos, sufre aproximadamente un 60% de alteraciones en ciertos colores a causa de su daltonismo. Ello aporta a su obra un plus de interés, pues en sus cuadros a color, además del terrible esfuerzo que le conlleva realizarlos a causa de dicha falta, se pueden apreciar en ella algunos tonos verdosos, sobre todo en sombras donde no deberían estar. Decidió así dejarlo, ya que era su manera de ver e interpretar la realidad. Pintar “desde el prisma de sus ojos”.

Desde sus primeros garabatos, que dejaron constancia de ello en sus libros favoritos ilustrados de Julio Verne, y hasta que cogió un bajo eléctrico por vez primera a los diez años (gracias a su hermano, Raúl), Moisés ha conseguido canalizar profesionalmente ambos anhelos. Es algo que arrastrará hasta el fin de sus días: música y pintura. Desde sus primeros garabatos, que dejaron constancia de ello en sus libros favoritos ilustrados de Julio Verne, y hasta que cogió un bajo eléctrico por vez primera a los diez años (gracias a su hermano, Raúl), Moisés ha conseguido canalizar profesionalmente ambos anhelos. Es algo que arrastrará hasta el fin de sus días: música y pintura.


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